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domingo, 5 de mayo de 2019

El castaño del abuelo

                                                     Una historieta
Amanece en villuercas una mañana de otoño de 1490, como cada mañana Honorio se dispone a sacar las cabras a pactar al monte, bien entrada la mañana desde la cima de pico agudo, divisa y escucha la algarabía de un grupo que asoma por el collado del cancho de los clavos, este se acerca ocultándose entre los troncos de un viejo castañar, con cautela les observa entre la densa vegetación, estando lo bastante cerca se da cuenta que a una mujer la llevan entre dos hombres en una esparihuelas en dirección al palacio de Mirabel. Afectado por la curiosidad les sigue sigilosamente y mira como llaman a las puertas del palacio y les recibe fray Jesús, este les acoge y les da asilo en las instalaciones del palacio. Honorio, como buen conocedor del territorio sigue con la curiosidad y se las ingenua para ponerse al corriente de todo el sequito que acaba de llegar al lugar. Al ver que los frailes estaban tan bondadosos y muy preocupados por la mujer a la que transportaban, se decidió a llamar con la escusa que se le había perdido un cabrito. Los frailes al verlo enseguida el pidieron ayuda para tratar a la dama que viajaba enferma y que se trataba de la reina Isabel la católica, el pastor enseguida puso todos sus conocimientos en marcha y comenzó a examinar a la reina, después de comprobar sus síntomas salió corriendo al bosque dejando como único comentario ¡ahora vuelvo! ¡Id poniendo agua a cocer!
Transcurrido un largo periodo se presento el viejo pastor con su morral lleno de ortigas, empezó a preparar su pócima mientras la reina no paraba de retorcerse en la alcoba. Acabo Honorio de preparar su cocción ofreciéndole a la enferma tomar traguito a traguito, transcurridos unos minutos la reina se levanto y salió disparada hacia el cuarto para hacer sus necesidades.
La mejoría fue mágica, al cabo de una hora la reina se encontraba tan bien que le entro apetito, a lo que el pastor le ofreció unos calbotes que la reina acepto y quedando tan agradecida, Mando plantar un castaño y lo bautizaría con el nombre del castaño del abuelo.
                                                                     FIN
                                                                        

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