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lunes, 13 de febrero de 2017

La leyenda del charco de la nutria (leyendas de las villuercas)

Aunque la decoramos con un poquito de historia.
Érase una vez un matrimonio que vivía en el molino de la nutria, en verano tenían un frondoso huerto en la vega del río, pero su principal fuente de ingresos era el molino, donde acudían los campesinos para moler el grano. Los inviernos eran muy duros y fríos, por lo que en esta estación se trasladaban a vivir en el pueblo. En un gran charco de aguas cristalinas no muy alejado del molino vivía una nutria que reinaba en esta parte del río; esta nutria creció de una manera descomunal, los molineros rara vez la vieron, es un animal muy esquivo y tampoco sabían el porqué de ese crecimiento.
Un día del duro invierno van a pasar la noche en el molino, pues estaban de reparación de algunas cosillas del molino y decidieron quedarse allí. Esa noche fueron atacados por la enorme nutria y esta les devoró. El pueblo estuvo investigando el suceso sin quedar claro el porqué de este ataque, aunque los restos encontrados en la cueva de Álvarez, donde se había realizado una hoguera y junto a esta había desperdicios de una cría de nutria, dieron a pensar que la monstruosa nutria les ataco en venganza creyendo que la pareja fue la culpable de la captura de sus crías.

Cuatro cruces

4 cruces, 3 en el término municipal de Cañamero, 1 en los límites de Valdecaballeros y Cañamero, 3 asesinatos, 1 accidentalmente.
En la vuelta del cancho un cazador al parecer furtivo y huyendo de las autoridades al esconder la escopeta entre dos canchos esta se disparó causando la muerte del cazador.
En la finca de la pedriza y en la misma ruta de Isabel la católica, un vendedor de pieles es apuñalado y abandonado hasta morir en la sierra, su hijo Vicente le dedicó unas palabras inscritas en una chapa.
Al lado del arroyo del porrero en la pizarra, es asesinado un recaudador de impuestos, en el lugar se conserva una cruz de granito con unas inscripciones ilegibles.
En los límites del término de Cañamero y Valdecaballeros en la cuesta de San Simón se encuentra la más famosa y quizás la más trágica de las tres macabras historias, el crimen de la molinera (Francisca Duran Cuenca) asesinada a manos del bandolero local apodado como “el niño”. Ella también era de Cañamero. Esta historia está recogida en un libro cuyos autores también son de cañamero: Pedro Diosdado y Pedro Pazos
El periódico hizo eco de este suceso ocurrido el 10 de septiembre de 1928




domingo, 12 de febrero de 2017

En bici por el viejas e Ibores



Ruta btt de 53 km que tienen de todo: pistas de asfalto, pistas de buen firme, pistas muy pedregosas, trialeras muy técnicas, carretera y sobre todo ganas de pedalear.
Nos trasladamos en coche hasta la ermita del humilladero de Guadalupe, lugar desde donde iniciamos esta ruta, ya montados en la bici nos dirigimos hacia la base militar por la pista asfaltada, en principio de va bien, la cuesta no es muy pronunciada y vamos calentando y cogemos ritmo, a medida que vamos cogiendo altura el firme se complica y la pendiente se acentúa, con paciencia y algo machacados del mal estado de la carretera llegamos al collado de las arenas, nos desviamos por nuestra derecha para endurear un poco por la senda de Alfonso Onceno hasta empalmar con la pista del valle del viejas (Navezuelas) el río viejas le tenemos a nuestra derecha y rodamos por una pista en muy buenas condiciones y nos podemos permitir rodar rápido, es hora de cruzar el río y seguimos su curso, en esta ocasión lo tendremos a nuestra izquierda, en esta pista tenemos tramos buenos y tramos con piedra suelta, volveremos a cruzar el viejas por debajo de una vieja piscifactoría abandonada y subimos a la carretera Robledollano-Castañar de Ibor en dirección a esta última, en el cruce de la carretera Navalmoral-Guadalupe nos desviamos a Navalvillar de Ibor, circulamos por el asfalto hasta la población y pasado poco más de 1 km cogemos una pista a nuestra izquierda, disfrutaremos de un paisaje de alcornoques, dejamos a nuestra izquierda el camorro de castañar y seremos vigilados en todo el tramo por las crestas rocosas de las sierras de las villuercas, abandonaremos estas pistas para buscar la carreterita de Navatrasierra y rodar en sentido ascendente para abandonarla unos metros más arriba por nuestra derecha, rodamos entre un tramo de densa vegetación de pinos y robles, deberemos de estar atentos en una zona clara de bosque porque tenemos que abandonar la pista y cruzar por un puente medieval medio derruido una de las gargantas afluente del río Ibor, subimos por una trialera muy técnica hasta alcanzar una nueva pista, ahora son los castaños nuestros admiradores, nos encontraremos de nuevo con la carretera Navalmoral-Guadalupe y solo tenemos que atravesarla para cruzar el río Ibor por el puente de los álamos y gozaremos del denso bosque que nos abraza mientras remontamos el río por su margen izquierdo, lo volvemos a cruzar sobre el puente del trinche para dirigirnos a nuestro punto de partida.